Poder VER, no significa MIRAR las cosas que nos llenan de emoción, "la línea difusa que une el cielo con la tierra, el horizonte, que cada día deseamos tocar, y aun sabiendo que es quimérico, lo intentamos con cada alborada".
Poder VER, no significa MIRAR las lágrimas de lluvia susurrar en el alféizar, produciendo en todo nuestro cuerpo una sensación de paz.
Poder VER, no significa MIRAR lo bueno y malo que nos rodea, lo que realmente es importante y lo que no lo es. "Un gesto amable y sincero, una pequeña sonrisa en el momento idóneo nos puede liberar del abismo".
MIRAR la fina rama del árbol mecida por el viento, nos hace sentir su brisa.
MIRAR una puesta de sol, nos hace sentir la vida.
Con una MIRADA podemos transmitir mucho más que con la oratoria.
Ver los diferentes ecosistemas sociales, no es lo mismo que pararnos a mirar sus causas y consecuencias, sentirnos seguros en el nuestro, es errar ciegos por un despeñadero.
Emocionarnos con pequeñas cosas, ésas que son gratuitas, y que para activar tal sensación no se necesita ninguno de los sentidos.
Para ver nuestro interior no precisamos los ojos. Encontrarnos es el mayor de todos los desafíos, no existe mirada dotada para adivinar que, aun sintiendo lo que sentimos, vamos a ser capaces de superar las dificultades, las limitaciones, los miedos... de nuestro propio laberinto; hermético, capaz de asfixiarnos, aislarnos, hundirnos en la mayor de las profundidades. Aunque también es capaz de mostrarnos lo mejor de nosotros mismos para canalizar el oxígeno, que nos recordará la conexión que existe entre todos nosotros para hallar las múltiples salidas.
VER no es suficiente, tenemos que aprender a MIRAR con el alma.
Poder VER, no significa MIRAR las lágrimas de lluvia susurrar en el alféizar, produciendo en todo nuestro cuerpo una sensación de paz.
Poder VER, no significa MIRAR lo bueno y malo que nos rodea, lo que realmente es importante y lo que no lo es. "Un gesto amable y sincero, una pequeña sonrisa en el momento idóneo nos puede liberar del abismo".
MIRAR la fina rama del árbol mecida por el viento, nos hace sentir su brisa.
MIRAR una puesta de sol, nos hace sentir la vida.
Con una MIRADA podemos transmitir mucho más que con la oratoria.
Ver los diferentes ecosistemas sociales, no es lo mismo que pararnos a mirar sus causas y consecuencias, sentirnos seguros en el nuestro, es errar ciegos por un despeñadero.
Emocionarnos con pequeñas cosas, ésas que son gratuitas, y que para activar tal sensación no se necesita ninguno de los sentidos.
Para ver nuestro interior no precisamos los ojos. Encontrarnos es el mayor de todos los desafíos, no existe mirada dotada para adivinar que, aun sintiendo lo que sentimos, vamos a ser capaces de superar las dificultades, las limitaciones, los miedos... de nuestro propio laberinto; hermético, capaz de asfixiarnos, aislarnos, hundirnos en la mayor de las profundidades. Aunque también es capaz de mostrarnos lo mejor de nosotros mismos para canalizar el oxígeno, que nos recordará la conexión que existe entre todos nosotros para hallar las múltiples salidas.
VER no es suficiente, tenemos que aprender a MIRAR con el alma.